sábado, julio 26, 2014

Rascacielos clasista en Nueva York: juntos pero no revueltos.

En plena Nueva York, la ciudad más cosmopolita de los EEUU, "the city that never sleeps", ciudad llena de teatros, museos, cultura, una compañía, Extell, propietaria de un rascacielos en construcción en el Upper West Side decidió dar cabida en su lujoso condominio tanto a ricos como a personas de bajos ingresos, eso sí, "juntos pero no revueltos". Por lo que, para que aquellos con más poder económico no se sientan afeados por los "otros", los invisibles, los de segunda clase, se decidió poner dos entradas al mencionado edificio: la principal, la que da a la calle, al parque, la que todos los transeúntes deben admirar, por la que accederán a su vida de lujos los ricos, los poderosos, los que embellecen Nueva York. Y la secundaria: la oculta,  la que da al callejón, a las cajas apiladas, lejos de la vista de visitantes y residentes a la ciudad, por la que arrastrarán sus miserias los de bajos recursos, los feos, los que no merecen vivir en este edificio, pero los que por "generosidad" de la constructora y del alcalde, podrán presumir de compartir vivienda con los de arriba. 

Rascacielos clasista en NY.

Esto sucede hoy, en pleno año 2014, en una ciudad progresista pero con líderes retrógrados. La empresa Extell, al construir en el mismo edificio apartamentos costosos, de lujo, junto a otros asequibles, se aprovecha de exenciones que les asegura una ley de protección a la vivienda de bajo costo, y todo, con la venia del alcalde, que firmó el visto bueno para la construcción del rascacielos. Por la plata baila...

El mencionado inmueble tendrá 33 pisos entre los que se distribuirán 219 apartamentos que costarán 1 millón de dólares, o más, y 55 residencias que se alquilarán a un promedio de 850 dólares mensuales. Con esta diferencia de precios, Extell justifica las exenciones recibidas por ley. Todo un salto atrás en la lucha de clases.

Y aunque ya se han alzado algunas voces en contra de este proyecto clasista, cómo la de la legisladora demócrata Linda Rosenthal, que afirmó: "Esto no tiene cabida en pleno siglo XXI, sobre todo en el Upper West Side, que siempre ha sido bastión del progresismo. ¡Esto es condenable! ¿Cuál es la necesidad de segregar a la gente de clase trabajadora, de bajos ingresos, de los ricos?", el hecho es que la construcción sigue su marcha y ya hay viviendas apartadas.

Vista del Upper West Side.

¿Aceptarán vivir los que alquilen unos de los 55 apartamentos de esta manera, siendo segregados y tratados como de segunda clase? Ante el déficit de viviendas en la gran manzana, de seguro habrá a quién no le importe usar la puerta de atrás, con tal de residir en Nueva York, lo que es lamentable.

¿Y la dignidad? Pues le vendamos los ojos, la mandamos a caminar y le disparamos por la espalda. Supongo.

Espero se sigan escuchando voces en contra de esta iniciativa y no se siga ampliando la brecha entre ricos y pobres que tan grande es ya.

Imágenes cortesía de Google

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