viernes, octubre 18, 2013

La doble moral de Oliver.

La doble moral pareciera ser norma en nuestros días. Juzgo pero no me juzgues. Lo que es bueno para mi, no lo es tanto para ti. Te engaño y te aguantas, si me engañas te mato. Curioso.

Son los políticos quienes se llevan los más altos honores en la práctica de esta conducta amoral que lesiona, hasta matarla, a la justicia. Aunque hay personajes, públicos unos, anónimos otros, que hacen día a día méritos más que suficientes para arrebatarles  el sitial de honor en eso de "quedar bien con Dios y con el Diablo" a los que desgobiernan buena parte del planeta, si acaso no todo. Ya sea por lamer la mano que les da de comer, por dar una imagen favorable de cara a la opinión pública, o sencillamente porque los escrúpulos se los pasan por el arco del triunfo (léase: culo), tenemos toda una galería de advenedizos a los que no les cuesta nada bailar en la cuerda floja cuando se trata de la moral.

Para muestra nada más que un botón. 

Hace una semana, en el programa Real Time with Bill Maher que transmite aquí HBO Signature
El doble rasero de Mr. Stone.
 (programa de corte político y muy ácido que les recomiendo), uno de los panelistas invitados era el director norteamericano Oliver Stone (Natural Born Killers, Platoon...). De Stone no me queda duda de su calidad como cineasta, en cuanto a su visión política... mejor ni hablar. En dicho show hablaban de la paralización parcial (secuestro le llamo yo) del gobierno de los EEUU. Al momento de expresar su opinión  Mr. Stone, asumiendo postura de oráculo, y dándole a su voz un tono de dramatismo que ya querría para sí el mismo Al Pacino, miró a todos los presentes (se nota que sabe de cine) y afirmó con severidad: "No entiendo cómo es posible que (Barack) Obama, habiendo ganado las elecciones por una gran diferencia de votos, haya perdido la Cámara Baja ( La Cámara de los representantes, o The House) ante los republicanos. Absurdo." El conductor del programa, Maher, le recordaba que era por la manipulación de los circuitos electorales que permitía ganar teniendo menos votos. Mr. Stone miró al cielo en ademán de súplica y movió la cabeza de un lado a otro incrédulo ante tanta maldad suelta por el orbe.

And the Oscar goes to...




¿En serio? ¿Tan poca moral le queda, Mr. Stone? ¿Cuánto vale una conciencia a día de hoy en Hollywood, Mr. Stone? Porque le recuerdo que se desvive usted en defender a un gobierno que hizo exactamente lo mismo que hicieron los republicanos en su país: modificó los circuitos electorales para que, teniendo menos votos, pudiera tener más asambleístas. ¿O es que no conoce las cifras, Mr. Stone? Permítame recordárselas:
En el año 2010, aquí en Venezuela y con motivo de las elecciones para la Asamblea Nacional (otrora Congreso), la oposición obtuvo el 52% de los votos totales y sin embargo el partido de gobierno, ese que usted tanto alaba, terminó con 36 asambleístas más. ¿Cambiaron las matemáticas? ¿Es que 2+2 ya no son 4? ¿O es que hubo alguna manipulación para favorecer a alguien? A usted que le gusta tanto indagar en la verdad (cuando le favorece, claro), haga una averiguación y va a ver una maraña de intrigas que ni cuando JFK.

El salón de la casa de Oliver Stone.


Mr. Stone se dedica a hacerle propaganda a un gobierno que logró convertir a un país rico en recursos de todo tipo en un estercolero de proporciones apocalípticas. Mr. Stone cree que por pasar 6 días hablando con personajes ligados al gobierno ya se puede considerar un experto en la historia del país. Mr. Stone cree que haciendo un documental (Al sur de la fontera), populista y mentiroso donde los haya, le va a lavar la cara a gobiernos que han sumido a sus países en la más absoluta miseria, que permiten que nos ahoguemos en corrupción, que se hacen de la vista gorda mientras a nosotros nos matan por quitarnos un celular. ¿Será que Mr. Stone es ciego, o que sólo ve parte de la realidad, la que a él le interesa?

Le propongo un trato Mr. Stone: Usted se establece aquí, o en Cuba, o en Bolivia, o en algunos de esos países cuyos gobiernos le parecen lo mejor de lo mejor, pero eso sí, sin ventajas, sin aprovecharse de su fama y de su nombre, sin traer su dinero. Le propongo que se convierta en un ciudadano más de esos países que le mencioné, y que cobre usted salario mínimo, y por no dejar, use el transporte público y vaya a un supermercado a comprar todo lo que necesite con ese cheque ridículo que le paga su empleador. O si es usted más aventurero, intente conseguir, digamos, papel higiénico, sin tener que hacer una fila de varias horas o  sin tener que pelearse con alguna ama de casa por un sólo rollo y con sobreprecio. Quizás le apetezca darse una vueltecita por cualquiera de las barriadas que decoran nuestras ciudades, iPhone en mano, a eso de las 7 pm. Ahí es dónde su ficción palidecería ante nuestras realidades. 
La realidad de nuestros países.
¿Qué le parece la proposición? Yo me ofrezco a servirle de guía para que conozca el país de verdad, no ese que dice usted conocer e intentó reflejar, con pésimo resultado, en su edulcorado documental. Y al cabo de un par de meses veremos si sigue considerando a estos gobiernos como la cuna de la revolución que va a mejorar el mundo. O si, por el contrario, huye despavorido a refugiarse en su nada barata casa de Nueva York.

Por otro lado, le propongo algo mejor, para usted y para nosotros, los habitantes todos de Latinoamérica: Quédese en su país, dedíquese a hacer cine y no venda sus opiniones a quien mejor le pague. O vendáselas, pero a los políticos de su tierra. No le siga haciendo favores a quienes empobrecen cada vez más este ya depauperado continente. 

Gordon Gekko no es más que una tierna e inocente criaturita a su lado, Mr. Stone. ¿Quién lo diría?

¡Ah! Por último Mr. Stone, convenza a sus amigos Sean Penn y Danny Glover para que se dediquen en exclusiva a lo suyo, a actuar, a hacernos creer que son los buenos de la película aunque en realidad estén del otro lado, del de los que con tal de tener sus bolsillos llenos son capaces de mentirle a su propia madre. Y que no pasen más por estos lares, que el dinero para mantener chulos se está acabando y el que queda es para los nacionales. Cada cosa en su lugar.

Es de risa que estos despropósitos llamados gobiernos griten, pataleen, insulten y amenacen cuando alguien o alguna institución extranjera emite un opinión poco favorable a sus intereses. En cambio, llegan cuatro ganapanes a alabarlos y todo cambia: ya no hay injerencia extranjera y no se lesiona la soberanía. La doble moral que llaman...

Si haces clic en el nombre del documental está el vínculo por si quieres verlo, subtitulado. A propio riesgo de morir de un ataque de risa o de caspa, lo que suceda primero.

Saludos y Paz.

Imágenes cortesía de Google. 
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