Esta entrada la publico en solidaridad con mi esposa que terminó molesta y decepcionada tras ver el final de la telenovela La viuda Joven, que transmitió Venevisión (Venezuela), y que desinfló las expectativas de todos aquellos que observaron, durante dos horas, como las resoluciones esperadas no quedaron en nada.
Vamos por partes. No ví el culebrón, lo poco que sé es que el ficticio cuerpo de policía nacional, que quedó muy mal parado por cierto, buscaba a una supuesta asesina que se despachaba a todos sus esposos, tipo viuda negra, y que esta tuvo un romance con un joven detective que era quién más anhelaba capturarla. Algo así. Por supuesto estaban las sub-tramas, pero estas no nos interesan.
El tema aquí es que, con un rating de mas de 75%, en su capítulo final, los escritores del drama televisivo parecieran haberse cansado tras tantos meses de escribir capítulos y decidieron salir del culebrón lo más rápido posible, o no supieron cómo darle resolución a la trama principal, o, lo que pareciera peor, hicieron este final adrede para crear un aura de misterio, imitando algunas películas de Hollywood, pero cuyo resultado les jugó en contra, dado el malestar generado en quienes siguieron la historia desde el principio.
La Viuda Joven. Telenovela de Venevisión. |
Veamos ahora el capítulo final. Salvo algunas excepciones, las actuaciones fueron de regulares a malas. La intriga creada desde el primer capítulo se diluyó sin ofrecer respuesta alguna. Había más de una viuda (asesina), tres para ser más exactos, de las que sólo dos fueron capturadas y reveladas sus identidades. ¿La tercera? Por lo que a los escritores respecta, bien pude haber sido yo, porque de esta no hubo ni rastros. ¿Cuánto tarda en morir alguien con dos disparos en el pecho? Según este culebrón, mucho, y además con vigor suficiente para dar un discurso de veinte minutos, como mínimo, y de paso sólo perder 10 cc de sangre. ¿Eran necesarias dos horas de transmisión cuando, el contenido real, efectivo, pudo haberse mostrado en 30 minutos? Los movimientos de cámara, al estilo Tony Scott (La caída del Halcón Negro), están bien para ciertas escenas, no para todo el capítulo. ¡Que acaba mareando, hombre! Todos sabemos que las televisoras viven de la venta de espacios publicitarios, pero transmitir 20 minutos de comerciales por diez o menos de programa, se me antoja ofensivo para quien está viendo dicho programa. Cursilerías innecesarias, tomas perdidas, música ambiental tediosa, son los complementos que hicieron de este capítulo final una decepción pocas veces vista. Y que me disculpen todos aquellos que son aficionados a esta, y a otras teleculebras, pero ante lo visto, parece ser mejor darse una vuelta por el dentista a que te saque un par de muelas sin anestesia, que sentarse dos horas a ver un sin sentido en toda regla.
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