El pasado 1° de Julio, Sony Corporation celebró los veinte años del primer Walkman, el TPS-L2, lanzado en Japón en 1.979. ¡Mucha agua ha corrido bajo el puente!
¿Cómo se inició el camino de este artefacto, devenido en icono?
En Febrero de ese año, el director de Sony, Masara Ibuka, quien, con frecuencia, viajaba mucho y hacía largos trayectos, quiso saber si existía en la empresa un producto con el cual él pudiera escuchar música en estos viajes, y sin molestar a nadie. Fue así como los ingenieros de Sony tomaron uno de los grabadores portátiles ("Pressman" le llamaban), usados típicamente por reporteros y le quitaron circuitos de grabación, agregándole otros para la amplificación de sonido estéreo, amén de unos audífonos.
Akio Morita (no confundir con "Pat" el del "Karate Kid" original), director de Sony, conocedor de que los jóvenes cargaban con pesados reproductores de música, intuyó que un reproductor de casetes (cassettes) como el que habían creado los ingenieros podría ser una buena propuesta de mercado. Así, en Julio de 1.979 se lanzó el Walkman acaparando la atención de los consumidores.
Fue tan grande la acogida del, para entonces, pequeño reproductor, que el lanzamiento de este este en EEUU y Europa se pospuso mientras se levantaban nuevas plantas de producción. En pocos meses, tras su lanzamiento, se vendieron más de 200 millones de unidades.
En cuanto al nombre, a la gente de Sony nunca le convenció el anglicismo "walkman", al cual se opusieron durante un tiempo. Inicialmente fue presentado como "Soundabout" en los EEUU, "Stowaway" en Inglaterra, y "Freestyle" en Australia, pero, y como siempre, el consumidor tiene la última palabra, el nombre walkman se regó como la pólvora, y fue hecho parte del cotidiano, a tal punto que en 1.986, fue ingresado en Diccionario Inglés Oxford.
En Octubre de 2.010, Sony anunciaba la desaparición de la marca Walkman, sin duda debido a la aparición de alternativas más adecuadas a los tiempos actuales, entre ellas el iPod.
El último de estos aparatos, animadores de nuestros recuerdos, costaba 399 dólares al momento de su lanzamiento. Y aunque todavía pueden conseguirse algunos por menos de 50 dólares, solo servirían para usarlos como adorno sobre nuestras repisas, o escuchar alguno que otro casete que nos quede, polvoriento dentro de un baúl.
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